Me destapé en la mañana pensando en como carajo he podido beber tanta mierda durante estos últimos diez años. He caído bajo y ha vista y paciencia de esas ratas conventilleras que me observan desde el otro lado de la cloaca. La felicidad de momentos me ha generado la sensación de que el mundo es como esas series espaciales de 1976, en que las piedras se abrían para dar paso a un sub-mundo plagado de seres extemporáneos.
Ahora que las sabanas huelen mal y se sienten plagadas de migas de un desabrido pan tostado. Es ahora que mi gato me mira con la desconfianza del torturado, del que abrió navajas sin saber que la sangre era la vida y el pisco la pesadilla cumplida. Ahora que los jarros lengüetean los poemas dedicados, esos vidrios que se meten en la planta de mis indecisos pies, ahora torpes y pálidos.
¿ Porque no te sacas la chaqueta amiguito? ¿No ves que está amaneciendo. Quieres algo de beber? ¿Deseas escuchar a Sabina o prefieres algo de rock? Mejor sería no pensar en ayer, sabes.