jueves, abril 22, 2010

Nueva generación.




“No te olvides de posar, en la disco o en el bar”. Viejos vinagres, Sumo.

Por Cristian Zúñiga

Si la telenovela protagonizada por Carolina Tohá y Fulvio Rossi ( incluida la candidatura de este al PS ) ya dejaba mal parada a las nuevas generaciones de la concertación, lo que está a punto de suceder en la elección interna del PPD, para definir a su futuro presidente, es sencillamente impresentable.

Los que aún creíamos en que la llegada de las nuevas generaciones implicaba sacar el olor a naftalina y los oscuros procedimientos al interior de los partidos del arcoiris, nos volveremos a pegar de sopetón con una pared conocida. Esa pared construida por diversos actores en los últimos 40 años y que ha sido legada y heredada sin mayores reparos por las no más de 3 generaciones dueñas de la política durante ese tiempo.

Esa pared es la que ahoga a la democracia real. La que resta competitividad y diversidad a los partidos y ahuyenta a los jóvenes de esta actividad, relegándola a las últimas posiciones en la tabla de credibilidad ciudadana.

Las nuevas generaciones del PPD, recién debutadas y con las fichas ciudadanas y jóvenes puestas en sus personas, han reculado de inmediato. En vez de disputar liderazgos a Girardi y sus secuaces desde una propuesta innovadora, abierta y atrevida, han terminado cediendo a la maquina moledora de nuevas carnes. La del poder cueste lo que cueste.

El poner a Carolina Tohá como una candidata de consenso, que encabezará una mesa de presidencia de consenso, provocará en el corto plazo, el achicharramiento de las posibilidades presidenciales de esta y el descrédito de las nuevas generaciones a las que MEO ya bautizó como “ los viejos chicos”.

No sacan nada con predicar sobre la política de redes sociales o repetir como loros la frase “hay que escuchar lo que nos dice la gente” si antes no son capaces de pelear más competencia, movilidad y diversidad en sus propias casas. Aún hay chilenos esperando una actitud de nueva generación, una actitud 2.0 , sin miedos, trancas ni cálculos pequeños.


miércoles, abril 21, 2010

A lo mejor resulta mejor así.




Por Zúñiga

Los mayas y los creyentes en la segunda venida de cristo coinciden en fechas sobre el fin de la tierra. Se supone que este debería suceder en los próximos 15 meses. Verdad o ficción, lo cierto es que las últimas manifestaciones de la tierra han dado para sospechar de estas predicciones hechas desde el sostén de lo divino.

Nuestro lado racional podría argumentar que los últimos episodios de cataclismos, erupciones y bruscos deshielamientos son consecuencia de la despiadada mano del hombre, metida en las mismísimas vísceras de la tierra en busca de petróleo, diamantes, minerales o generadora de productos que han hecho mutar las capas sagradas de nuestro planeta. Sumado a lo anterior, agreguemos el desenfrenado aumento en las tasas de natalidad experimentado desde mediados del siglo pasado a la fecha. Al parecer la tierra no da para cobijar a tanto espécimen con vocación depredadora.

Y nuestro lado metafísico, ese que no se contenta con una sola vida o que no se convence de que todo esto es una casualidad caótica, sino que por el contrario, busca una explicación divina, salida de alguna historieta escrita por algún drogón retórico de hace dos mil años atrás. Ese cobarde lado nos tienta a vivir con algo de incertidumbre estos próximos meses, pues hasta el más racional de los hijos de la era tecnológica podría tambalear si desde el cielo se asomará algún as de fuego ( véase el capitulo en que Lisa Simpson comienza a rezar mientras ve descender desde un monte una imagen sagrada)

Sean razones fundadas en lo científico o en lo mágico, lo cierto es que algo pasa y algo pasará. Algún escéptico podría con razón decir que el humano desde siempre ha estado esperando el fin de la tierra o la extinción de nuestra especie. Pero los escépticos son seres aburridos y con vidas de mierda.

Prefiero creer que esto va llegando a su fin. Prefiero creer que las erupciones volcánicas nos volarán la raja con mega temblores e inundaciones. Prefiero creer que nos veremos sentenciados por una erupción solar, haciendo realidad el mejor guión hollywoodense. Entonces veremos desde nuestros plasmas, notebook o iphone a Soledad Onetto en vivo , con voz tiritona y lágrimas en sus blancas y tontas mejillas, despedirse del mundo, Chile y su familia con un padre nuestro, mientras nosotros receptores, atónitos clamamos perdón a quién sea, por ser parte de la generación maldita, la última de todas.


Quizás en ese estado de partida es que nos hallemos felices, fuera de trancas y miedos. Reconociéndonos frágiles como una hormiga y con los días contados como un enfermo Terminal. Entonces veremos la realidad que hemos construido sin los lentes elaborados por instituciones inocuas. Entonces aboliremos la propiedad privada, saquearemos sin remordimientos, cancelaremos fronteras y escupiremos gobiernos y gobernantes. Entonces volveremos a ser animales salvajes a punto de desaparecer.