miércoles, julio 13, 2011

El Factor Marea Roja



Desde que tenemos uso de razón y a medida que nuestro intelecto y desarrollo cognitivo progresan, comienza a grabarse a fuego en nuestras conciencias y corazones aquellos emblemas retóricos promocionados por moros y cristianos criollos, “Chile es un país serio y las instituciones funcionan”. Nos enorgullecemos de nuestra “honesta” y “severa” policía cada vez que viajamos a un país vecino. Nos burlamos de los presidentes con rasgos indígenas y maldecimos a aquellos que expropian instalaciones transnacionales.

Y es que de seguro esa “marea roja” desideologizada, símbolo del país aspiracional, endeudado y mal educado. Aquellas ratas del laboratorio neoliberal de las cuales se enorgullecen sus creadores a través de columnas, espacios televisivos o asientos ministeriales y parlamentarios. De seguro esos chilenos pecho de paloma, en su borrachera de despilfarro futbolero, se jactarán frente a sus pares argentinos por las bondades que otorga el ordenado y eficiente sistema chileno, enrostrándoles sus decenas de tarjetas crediticias y su rechonchete pasar.

Se trata del mismísimo chileno estafado por La Polar y la educación privada. Ese tozudo y esforzado hijo del Chile post pinochet, que al regresar a la resaca de las 48 cuotas, se hará más pobre. Aunque lo veas en su muro de facebook con cientos de fotos, zampandose sendos bifes chorizos o cruzando la cordillera, ese compatriota estará en situación de miseria y resentimiento hacia sus pares, la patria y el mundo.

¿Y como aprovechar ese egoísta descontento del frankenstein neoliberal, para sumarles a movilizaciones contra el cableado de Hidroaysen, el saboteo a elecciones municipales o marchas contra el lucro, banca, retail y el modelo dibujado por Pin8? Quizás, abandonando el arrogante canuteo antisistémico y asumiendo que todos, al final del día, hemos actuado como monitos de laboratorio. Como una marea roja.

Porque el cambio cultural comienza con el desplome del paradigma de los últimos 30 años. Porque las instituciones no funcionan, el espíritu de la ley opera como ramera del poder y el modelo económico arruina y roba a la gran mayoría.

En la medida que nuestra marea roja reconozca el desplome de las máximas portalianas y reniegue del bautizo Chicago boys , comenzaremos a hablar de revolución y de la apertura real de las grandes alamedas.