domingo, septiembre 17, 2006

VENCER EL MIEDO ( MATAR CERDOS)




Hay que vencer el miedo. Para vencer el miedo hay que comenzar por la matanza de cerdos, a los cerdos hay que darles con hachas en sus enormes cabezas , sabes.

Si no vences a los cerdos te transformaras en uno de ellos, en un enorme y bestial animal reducido a su comodo y asqueroso charco.

Recuerda que cuando la vida te comienza a sonreir, en el charco de los cerdos, es porque debes de mandar todo a la mierda y sacar el hacha.

domingo, septiembre 03, 2006

Ha salido un nuevo estilo de baile, y la izquierda quiere bailarlo



Por Cristian Zúñiga Lucero


Para un ser humano de izquierda, vivir en el mundo actual es un doble calvario. Por una parte están las máximas económicas y políticas instaladas por los ideólogos de un sistema ultra-capitalista que fomentan la acumulación de ganancias y la destrucción de nuestro medio ambiente. A esos falsos profetas del éxito en la tierra, a costa de lo que sea, bien vale la pena torpedearles con lo que sea, pues su ambición pareciera no tener límites, y de seguir al ritmo de las guerras contra el terrorismo o los monopolios energéticos, se nos jode el planeta y chao pescao.

Pero para el humano chileno de izquierda, lo difícil no es alinearse contra Bush , Anacleto Angelini , Pinochet o las contradicciones de la concertación. Lo difícil es reconocer a capela el Chile actual: El país que pareciera confirmar la máxima tesis de Adam Smith, "El capitalismo es natural al ser humano" así de crudo. Y entonces chicos, no hay que esperar el buen pan de la caridad del panadero, si no que desde su sed de ganancia.
Complejo es asumirse sin una pizca de vergüenza ante las inquisiciones. Y es que hay algo de cristianismo en la izquierda. La crisis que hoy viven los máximos referentes del legado de cristo en la tierra pasa por el cansancio que han provocado las miles de interpretaciones del único guía dejado por el hijo de dios : La Biblia. Un libraco escrito en entretenidas metáforas que han dejado de cabeza a los humanoides creyentes. Para la izquierda, Carlitos Marx ha funcionado como ese profeta suicida iluminado por la moral de los oprimidos que hasta hoy desvela a los románticos amantes de los tiempos que nunca existieron. Esos que quijoteando entre mamotretos del siglo XIX se han hecho acreedores exclusivos de la marca que representa a los críticos, rebeldes y/o revolucionarios. Pero ser de izquierda en el mundo de hoy debiera ser más que repetir discursos sacados de las salitreras o de los mitinees UP. Ser de izquierda ya no debiera pasar por escupir a los dueños de un restaurante en el cerro alegre o mirar en menos la inteligencia numérica de un estudiante cervecero. Es cierto que los problemas de hoy pasan por la explotación del hombre por el hombre igual que ayer. Pero también es cierto que las nuevas tecnologías, formas de producción y el crecimiento demográfico que ha experimentado la tierra en los últimos 50 años nos instalan en un escenario distinto. Es en este donde la izquierda debe de aprender a ganar terreno, satisfaciendo las demandas y los sueños de un sujeto nuevo. Quizás la solidaridad y la igualdad hoy no pasen por esa frase parriana "un monumento para todos o un monumento para nadie". A lo mejor el asunto es mas sencillo: Trabajar para emparejar la cancha, presionar por la transparencia y mejora de la democracia, proponer políticas públicas novedosas


Complejo es asumirse sin una pizca de vergüenza ante las inquisiciones. Y es que hay algo de cristianismo en la izquierda. La crisis que hoy viven los máximos referentes del legado de cristo en la tierra pasa por el cansancio que han provocado las miles de interpretaciones del único guía dejado por el hijo de dios : La Biblia. Un libraco escrito en entretenidas metáforas que han dejado de cabeza a los humanoides creyentes.
Para la izquierda, Carlitos Marx ha funcionado como ese profeta suicida iluminado por la moral de los oprimidos que hasta hoy desvela a los románticos amantes de los tiempos que nunca existieron. Esos que quijoteando entre mamotretos del siglo XIX se han hecho acreedores exclusivos de la marca que representa a los críticos, rebeldes y/o revolucionarios.

Pero ser de izquierda en el mundo de hoy debiera ser más que repetir discursos sacados de las salitreras o de los mitinees UP. Ser de izquierda ya no debiera pasar por escupir a los dueños de un restaurante en el cerro alegre o mirar en menos la inteligencia numérica de un estudiante cervecero.

Es cierto que los problemas de hoy pasan por la explotación del hombre por el hombre igual que ayer. Pero también es cierto que las nuevas tecnologías, formas de producción y el crecimiento demográfico que ha experimentado la tierra en los últimos 50 años nos instalan en un escenario distinto. Es en este donde la izquierda debe de aprender a ganar terreno, satisfaciendo las demandas y los sueños de un sujeto nuevo. Quizás la solidaridad y la igualdad hoy no pasen por esa frase parriana "un monumento para todos o un monumento para nadie". A lo mejor el asunto es mas sencillo: Trabajar para emparejar la cancha, presionar por la transparencia y mejora de la democracia, proponer políticas públicas novedosas
y generar una estética lejana al llanto, los dogmas y lo popular como sinónimo de sopaipilla y vino tinto. Llegó la hora de demostrar que la izquierda es más que una niña fea, amargada y resentida. Ahora que se nos invita al baile, lleguemos con un traje de buen corte, con la sonrisa y el humor en los labios. Con mirada coqueta y un vodka Absolut con Red Bull en la mano izquierda.

y generar una estética lejana al llanto, los dogmas y lo popular como sinónimo de sopaipilla y vino tinto.

Llegó la hora de demostrar que la izquierda es más que una niña fea, amargada y resentida. Ahora que se nos invita al baile, lleguemos con un traje de buen corte, con la sonrisa y el humor en los labios. Con mirada coqueta y un vodka Absolut con Red Bull en la mano izquierda.