lunes, marzo 03, 2008
CALIENTE
Valpo arde, incendio tras incendio. La ciudad del siglo veinte pierde sus edificios con ratas y un patrimonio de tiempos fugaces. La mayoría de los siniestros son provocados por dementes que abundan por acá. Y como no, el souvenir de los republicanos europeistas y comerciantes inmigrantes, desde sus inicios, ha sido un columpio para los espíritus emprendedores y conquistadores. De seguro los Quaker hubieran hecho de esto un gran imperio, pero no es el caso. El habitante porteño tiene pena, frustración y una sed de fin de mundo. Aquí los muertos están de servicio y las pulgas penetran por las venas hasta dar con el sistema nervioso central.
Valpo arde y el pirómano ve las noticias en casa de sus viejos padres. A ellos les preocupan las cenizas en la ropa tendida, mientras el se encierra en su pieza a escuchar un vinilo de Black Sabbath, la misma pieza de hace 37 años.
Valpo arde y las cenizas de pinos y eucaliptus devoradores entran por las narices de los ciudadanos y suben hasta sus enternecedores cerebros. Los bomberos tienen resaca, las autoridades esperan a la orilla del mar. La gente en provincia ve las noticias y comenta, otra vez......hasta cuando?
En Santiago no hay rastros de vida.
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