lunes, agosto 04, 2008

La Menor de las Batallas

Y vamos a una nueva elección, esta vez la municipal, la única elección en que el monopolio binominal no corre y da paso a una mínima libre competencia donde la izquierda extraparlamentaria y los independientes podrían resultar electos alcaldes o concejales.

Las elecciones municipales suelen ser fundamentales para el cocinado del candidato presidencial o para prever alguna variación al poco movible voto Chileno, ese que en los últimos 60 años ha sido consecuente con derechas, centro e izquierdas y ha mantenido el “peso de la noche” como antibiótico democrático ante cualquier penetración virulenta del caos y contradicciones varias de nuestros vecinos.

Y como el peso de la noche es bendecido y cuidado tanto por políticos longevos, jóvenes aventureros, empresarios orates y votantes varios, es que lo más probable sea, que en noviembre próximo, el panorama político sólo se vea modificado en algunos estrechos resultados donde el oficialismo, en alianza con la izquierda, logre arrebatar sillones edilicios a una alicaída derecha. El resto será pan comido para los que van a la reelección, pues las estadísticas no se equivocan cuando demuestran que alcalde o concejal que va por la segunda, tercera , cuarta o quinta competencia de voto, no pierde, por el contrario, aumenta .

Es así como las municipales, por más que se asomen como trascendentales, continúan siendo el refugio de viejos jugadores de segunda división o el premio de consuelo de un crack lesionado, venido a menos o con mala conducta en las grandes ligas. Atrás quedaron esos pasajes donde el balcón municipal prometía un brinco directo a la moneda, ahora es contraloría quien ingresa por balcones y ventanas a revisar los desordenados y poco transparentes libros edilicios, dejando al desnudo una serie de irregularidades que van desde certificados de enseñanza básica y media alterados por alcaldes con estudios medios inconclusos, hasta vínculos con el narcotráfico o prácticas de clientelismo extremo.

Siendo Chile un país ultra centralizado, donde la Moneda, el parlamento y la corte suprema cortan el paño a su antojo y siendo que la labor de un alcalde y su concejo queda remitida al aseo y ornato, es que poco interesa el currículo de quien se instala en la Municipalidad. Ya vemos como vedetos, pedófilos, ex futboleros, animadores de toples, ex torturadores o analfabetos hacen carrera política desde un cargo edilicio.

No esperemos entonces, en los próximos debates municipales, discusiones sobre políticas públicas innovadoras o propuestas que aboguen por una real descentralización de recursos. En un país donde los impuestos de puertos, mineras, forestales, salmoneras y demases no quedan en la ciudad desde donde se extraen, sino que pasan a engrosar ministerios que luego, en una especie de acto benéfico los devuelven en migaja; en un sistema que ve a las regiones como hijas menores de un estado monopólico, no vale la pena exigir tanto a los que postulan a la junta de vecino mayor de un pueblo aproblemado. Por ahora es mejor entretenerse con las pocas comunas, que gracias al elevado sueldo de sus habitantes o a su cercanía con el parlamento o la moneda, se constituyen en emblemáticas.