
Leíste a Benedetti? no. ¿No leíste a Benedetti? ¿No asumiste las calles de Benedetti ni su convicción, ni sus barrios con sabor a mate de domingo de Montevideo que es más plomo que un domingo de Valparaíso? Porque el atlántico es menos provocador que el pacífico, y porque el juego de los charruas es más feo que el de los wanderinos.
Ah, Benedetti y Neruda, Neruda y Galeano, que lindas palabras, que siestas y que horas bajo la sensualidad del vino aclarador. Que ni se imaginen el vértigo suicida de estos momentos .Yo insisto con la sobrepoblación humana. La culpa la tienen los africanos, Indios y Chinos. Que se han imaginado carajos!!! si los recursos naturales no son eternos. Además deben de considerar nuestras avaricias y codicias. Ya lo decía Adam Smith, ya lo decía Darwin. Marx de puro judío ególatra llevaba la contraria y pa’ puro calentarle la sopa a ese tal Engels.
Oh Benedetti, quisiera llegar en mi Skate con calaveras a tu siglo pesado y recibir esa ponzoña de tus coterráneos. ¿Que hemos hecho de nosotros maestro? Te aseguro que han sido las nuevas tecnologías, ellas lo han revolucionado todo. Ojalá se apuren y seamos todos inmortales y te prometo Benedetti, que os resucito. Os prometo que sentirás orgullo de nuestros tiempos violentos y besarás nuestras frías y metálicas caras.
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.